sábado, 28 de febrero de 2015
viernes, 27 de febrero de 2015
El diseño en la sostenibilidad
“Una ciudad bien
diseñada es la única forma sostenible de comunidad”
Esta frase nos remite al primer libro que citamos en este articulo,
“De la cuna a la cuna” donde recopilamos una serie de conceptos sumamente
importantes los cuales tenemos que tener en cuenta a la hora de hablar de
sustentabilidad. Uno de los principales problemas que nos plantea el libro, es
el de la Eco - eficiencia. Cuando
hablamos de la sustentabilidad tenemos que saber distinguir entre lo eficiente
y lo efectivo. Muchas veces llegamos a creer que lo menos malo, es bueno, lo cual es completamente erróneo. Hablando
a una escala pequeña, como un envase, si se pretende reducir el problema no
se trata de reciclar más, sino de tirar menos. Cuando solucionamos un problema
desde el mismo problema, creamos soluciones temporales y aparentes las cuales
no traen ningún beneficio a largo plazo. Por ejemplo, la verdadera solución en
este caso seria diseñar algo que a la hora que se deseche, el envase sea igual
de productivo que el propio producto. Hablar de sustentabilidad es mirar hacia
adelante y pensar a futuro. Como nos explica el libro de forma muy clara, hay
que ser efectivos, no eficientes si lo que buscamos es un
cambio.
Hablando a una escala mayor, nos encontramos con uno de los desafíos más grandes de un arquitecto
y de un urbanista, el diseño de las ciudades. Necesitamos detenernos un momento y pensar de que forma la manera
en la que diseñamos las ciudades puede afectar o beneficiar la calidad de vida de
las personas. Por ejemplo, hablando de eficiencia y tomando el ejemplo del coche, no se trata de diseñar coches "más sanos" sino de diseñar ciudades que no necesiten coches. Citando el libro del arquitecto danés Jan Gehl, “La vida entre
los edificios”, recopilamos dos tipos de ciudad muy importantes:
Las ciudades invadidas y diseñadas para el vehículo, en la cual la
interacción entre las personas y la calidad de vida de la gente se han visto seriamente
afectadas. Este tipo de ciudades que tienen grandes distancias entre los
comercios y las viviendas, espacios públicos invadidos por el trafico vehicular
y edificios construidos desmesuradamente y a gran escala, han ido consiguiendo
no solo una desintegración social sino una repercusión significativa al
problema del medio ambiente.
Por otro lado las ciudades a escala humana, pensadas para el
peatón. Estas son ciudades con menor distancias para recorrer a pie o en bicicleta, edificios
a menor escala, dimensiones considerables en las calles, espacios públicos y
áreas comunes más atractivas para la sociedad, entre muchas otras cosas. Todo esto, teniendo como objetivo principal la interacción de la
gente, no el edificio en sí.
Estas serían las ciudades con vida en las cuales los edificios se vuelven solo un suplemento para vivir.
BIBLIOGRAFÍA
De la cuna a la cuna, William
McDonough.
La vida entre los edificios,
Jan Gehl.
Las ciudades, sumideros de energia
EL PROBLEMA Y LAS ACCIONES.
En las ciudades debería
llevarse a cabo planes de actuación para el uso racional de la energía en los
sectores de transporte, del comercio, de servicios y usos domésticos.
En los últimos cincuenta años la población
mundial casi se ha duplicado en su conjunto. La tasa de nacimientos en zonas
urbanas y el desplazamiento a las áreas rurales han hecho que más del 50% de la
población mundial viva en ciudades.
Este
proceso progresivo de crecimiento de las zonas urbanas es un problema pero a la
vez un reto que no empieza a asumirse desde la Cumbre de la Tierra, celebrada
en Río de Janeiro en 1992, cuando la preocupación por el desarrollo sostenible
de las ciudades comienza a tomar cuerpo. No es novedad que la mayoría de los
principios y estrategias establecidas han quedado en meras declaraciones. La
Agenda 21 Local podría considerarse el único documento que ha experimentado un
desarrollo después de la cumbre de Río de Janeiro.
LAS CIUDADES Y LA ENERGÍA.
Las principales preocupaciones
de los procesos de desarrollo sostenible se llevan a cabo en cuatro ámbitos
principales: reducción de residuos, conciencia pública, calidad de agua y
embellecimiento y mejora de las ciudades. No se detecta una preocupación definida
sobre los problemas derivados de la gestión inadecuada e insostenible de los recursos
energéticos en las áreas urbanas.
Las
ciudades se comportan como verdaderos sumideros de energía y, en consecuencia,
es el tratamiento de este problema uno de los retos de la sostenibilidad en
áreas urbanas. Problema que, si consideramos la tendencia generalizada a la
concentración de la población en ciudades, se ira agravando con el paso de los
años.
CONSUMO ENERGÉTICO, CIUDADES Y CIUDADANOS.
El sector industrial ha sido
el gran demandante de energía en décadas pasadas. Estas industrias, no se relacionan
con el fenómeno urbano ni con la valoración de la demanda energética en
ciudades y áreas metropolitanas, aunque marcan las características del entorno,
en especial en el medio ambiente.
El consumo energético en uso doméstico y en
servicios es un concepto eminentemente urbano. La sanidad, educación y, en
general, la oferta de bienes públicos consumen una cierta y creciente cantidad
de energía, pero son otros sectores, también demandados, los que precisan aportes
energéticos muy significativos. En las ciudades del Primer Mundo, se observa un
aumento del consumo energético de los hogares, que está relacionado con la
sensación de confort y con la capacidad de gasto asumible por los consumidores
en un sistema liberalizado y en el que los hábitos de consumo están viciados.
Aun así, el problema más acuciante de estas
ciudades y áreas metropolitanas es el referido al transporte de personas y de
mercancías. El crecimiento de las viviendas y zonas residenciales no va
precedido, por norma general, de las convenientes infraestructuras para el
servicio de la población, que implique una necesidad de movilidad menor y mejor
organización.
Otro
problema energético inherente a las ciudades del Primer Mundo es el asociado al
tiempo de ocio. El disfrute que se hace de la ciudad es muy relativo, lo que
conlleva salidas con excesiva frecuencia. Siempre ha existido este tipo de
movilidad, pero en la actualidad es más intensa.Conclusiones principales sobre las ciudades y la energía se puede explicar mediante varias soluciones. Debería llevarse a cabo un conjunto de planes de actuación para el uso racional de la energía en los sectores del transporte, del comercio, de servicios y usos domésticos. Las administraciones públicas deben dar ejemplo con buenas gestiones energéticas llevabas a cabo en sus actividades, edificios y servicios. Es necesario la elaboración de planes de movilidad con atención prioritaria al uso de medios públicos de transporte. Las ciudades y áreas metropolitanas son responsables de la mitad de las emisiones de CO2 por su consumo de combustibles y electricidad. La mala planificación urbana es un factor crítico en el elevado consumo energético en transporte. Es urgente optimar los edificios desde el punto de vista energético. La calefacción es el mayor demandante de energía. Aislamientos en ventanas, doble cristal y otras medidas son imprescindibles.
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Marcelo Alvarez Bonet.
En búsqueda de la cohesión urbana de la ciudad existente.
En el texto “¿Qué pasó con el Urbanismo?, 1994, Rem Koolhaas” se aborda la evolución
de la planificación urbana hasta su desenlace en la ciudad actual. Se aqueja de todo aquel proceso que se viene produciendo desde el Movimiento Moderno y que alberga situaciones insostenbles desde el punto de vista local y desde la planificación urbana existente además del gran despilfarro de suelo que se ha producido por esta práctica.
“Si
va a existir un “nuevo urbanismo” no estará basado en las fantasías gemelas del
orden y la omnipotencia será la puesta en escena de la incertidumbre.
Ya
no se involucrará en la disposición de objetos más o menos permanentes, si no
en la irrigación de territorios con potencial ya no buscará configuraciones estables sino más bien
la creación de campos posibilitantes que acomoden procesos reacios a
cristalizar una forma definitiva ya no trabajará sobre la definición meticulosa, la
imposición de límites, sino sobre la expansión de nociones, la denegación de límites.
Ya no tratará de separar e identificar entidades, si no del descubrimiento de
híbridos innombrables ya no estará más obsesionada con la ciudad si no con
la manipulación de la infraestructura para provocar intensificaciones y
diversificaciones, atajos y redistribuciones sin fin – la reinvención del
espacio psicológico. Ya que lo urbano es ahora invasivo, el urbanismo no será
nunca más sobre lo nuevo, sólo sobre lo “más” y lo “modificado”. No será sobre
lo civilizado, si no sobre lo subdesarrollado.
Ya
que está fuera de control, lo urbano está a punto de convertirse en un vector
mayor de la imaginación. Redefinido, el urbanismo no será sólo, o mayormente,
una profesión, sino una forma de pensar, una ideología: aceptar lo que existe.
Estábamos construyendo castillos de arena. Ahora nadamos en el mar que se los
llevó”.
“Estábamos construyendo castillos
de arena. Ahora nadamos en el mar que se los llevó”
Rem Koolhaas
Menciona esto Koolhaas con un punto de vista bastante acertado. Hasta
hoy día, las ciudades han crecido de forma descontrolada, absorbiendo las zonas
adyacentes sin parecer parar, convirtiendo lugares que antes tenían sus propias
peculiaridades en simples partes de la ciudad y desprovistas de todas sus
vivencias anteriores. Un crecimiento cuyo objetivo ha sido satisfacer multitud
de necesidades dispares y acoger multitud de desplazamientos migratorios,
creando zonas metropolitanas gigantes con una problemática muy concreta y,
ahora, teniendo que actuar sobre esa problemática para buscar un modelo
sostenible. En definitiva se está pagando lo que ha ocurrido con estas
prácticas durante todo el siglo XX. Koolhaas, en ese sentido, nos da su
recetario y nos muestra el nuevo camino que se tiene que seguir: un modelo de
planificación que aborde las zonas marginales o deterioradas del conjunto urbano,
una asignación de nuevos usos dependiendo del estado y la necesidad del
entorno, una mejora de la accesibilidad de las zonas, un replanteamiento de los
grandes espacios públicos, etc…
Las situaciones desarregladas son las que ahora tiene que abordar la
arquitectura. El camino recorrido ya es largo. Diversos autores han entrado ya
en la cuestión sobre las ciudades de gran tamaño existentes con núcleos
diversos.
En “Ciudad de baja densidad, 2007”, Francisco Indovina enumera
una serie de principios sobre los que se sostiene una gestión de un gran ámbito
metropolitano, en los que cada aportación aislada contribuye a todo un bien
general. Sus argumentos se resumen en una equidad.
“Se
trata de prestar atención a los desequilibrios económicos entre las distintas
zonas del área, tanto a los ya existentes como a los que puedan manifestarse
durante el proceso de metropolización, planteando objetivos de reequilibrio”
sin dejar de lado las diferencias sociales, la densificación –tratando de
buscar un grado de compactación de los asentamientos-, control de los recursos –con medidas
energéticas sostenibles-, el desarrollo local de áreas que han quedado
obsoletas como oportunidades donde intervenir, la difusión de la innovación y
su reflejo en el desarrollo de la producción científica y tecnológica puestas
al servicio de la sociedad, el progreso cultural de esa sociedad, el reciclaje
y recuperación de las piezas patrimoniales como foco de atracción -tanto
edificado como natural- y su puesta en
valor en el caso de ser natural, la prevalescencia de un interés global frente
a uno individual y como soporte territorial un sistema eficaz de
infraestructuras.”
En definitiva, tratemos de unir el
descosido actual en estos ámbitos urbanos a la vez que demos respuestas a las
necesidades locales existentes. A ese nivel local, añadir la complejidad de
otorgar espacios que perduran bastantes décadas en las que sus usuarios
pudieran ser distintos. La concesión de esos espacios no puede obedecer, como
dice Koolhaas, a un único modelo de actuación. El ser capaces de dotar a un
edificio de unas características que sea capaz de albergar multitud de situaciones,
a lo largo de su historia, es la tarea que se nos plantea el día de mañana.
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