viernes, 17 de abril de 2015

Ver y ser visto: estrategia de regeneración urbana en Jerez.

“Los arquitectos no deberíamos pensar en espacios privados y espacios públicos. Si es espacio, debería ser público. 
El único espacio privado es la mente humana y el gran deseo del hombre es que su mente se haga pública, que logre 
comunicarse. Sin los otros las personas no somos nada y eso debería reflejarlo la arquitectura” 
Paulo Méndez da Rocha



Para realizar la propuesta, se ha procedido a un estudio del casco intramuros en Jerez. Es especialmente interesante la cantidad de construcción infrautilizada o simplemente abandonada. En concreto las bodegas. 
Las bodegas que se estaban utilizando giraba en torno al 30% de la totalidad de bodegas intramuros y, con el paso de los años y el sucesivo abandono del centro, se ha ido depositando un stock de espacios de singulares características espaciales pero que, lamentablemente, no se aprovechan.
Aún peor es el grado de degradación del caserío próximo a estos lugares, en su mayoría abandonados o en muy malas condiciones, que son abandonados cuando la actividad bodeguera decae en el centro. 

Hoy en día es indispensable que se reinvente la realidad de producir arquitectura ante la escasez de recursos y la insostenibilidad que la construcción ha generado durante tantos años. Cada vez son menos los recursos y cada vez nos están siendo más necesarios. 

La propuesta nace de la necesidad de regenerar el antiguo barrio de intramuros desde esta perspectiva sostenible cada vez más necesaria. Para ello, se recogen una serie de requisitos básicos para que soluciones como esta tengan éxito. Y es lo que esperamos.

Desde una perspectiva general, una intervención de este tipo tiene que responder a un grupo muy homogéneo de personas  con el fin de poder dar respuesta de la forma lo más eficientemente posible.Y otro requisito para conseguir esto responde a la multiplicidad de acciones que deben permitir este tipo de intervenciones. Ya no hablamos de hibridación de usos en un mismo edificio. Hablamos de concretar espacios que perfectamente se pueden considerar temporales teniendo en cuenta la vida de un edificio.  Proyectar este tipo de espacios es la tarea que se nos encomienda hoy en día. 

En nuestro medio físico, el proyecto busca la posibilidad de interacción visual entre un ámbito de carácter totalmente público y un espacio de carácter más íntimo. Tratamos de volcar nuestra intervención a la calle y desde ella debería ser entendida. Lograr la permeabilidad de las parcelas y las bodegas que se van a intervenir con el espacio donde se inscribe es el mayor regalo que se le puede hacer a la zona. Lejos de tratarse de situaciones y proyectos aislados, éste debe entenderse como un único proyecto que será construido conforme a las necesidades reales de los ciudadanos.

De esta forma se permite a los jerezanos vivir por completo cada punto de la intervención al tiempo que se desempeñan las labores. Todo de una forma muy natural.  Lo mismo ocurre con su vivienda.

Hacer este tipo de intervenciones obliga a plantearse la forma  de hacer la arquitectura, hasta el punto de crear espacios que  perfectamente funcionen para multitud de cosas. La habilidad del arquitecto, por tanto, radicará en la calidad de esos espacios y en potenciar las vivencias que se dan en ellos.


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