viernes, 6 de marzo de 2015

LA CONTRADICCIÓN DE LOS VALORES



¿Podrían convivir naturaleza y ciudad simultáneamente?



Los habitantes urbanos experimentan la ciudad a través de sus trazados, sin embargo, en las ciudades existen un gran número de paisajes generalmente ignorados: los paisajes abandonados - el paisaje de la industria, explotaciones mineras abandonadas, frentes marítimos, el ferrocarril...-. Así, nos encontramos con dos paisajes "naturales" que coexisten dentro de la ciudad.

Por un lado, el paisaje de diseño formalista y estético de los parques y zonas verdes de la ciudad, basado principalmente en cuestiones estéticas y el cual conlleva un gran mantenimiento.

Por otra parte, el paisaje de vegetación urbana naturalizada, lugares inundados, en definitiva, las partes olvidadas y abandonadas de la ciudad. Se suma a este el paisaje vernacular que surge en los callejones ,en lo alto de los tejados y en los patios traseros de las viviendas.

Se produce así un conflicto en los valores medioambientales de la ciudad, una contraposición entre un paisaje formalista y estético y otro, natural y abandonado. Esto nos conduce a una cuestión, ¿cuál de los dos paisajes está realmente más abandonado? ¿el formalista, que no sostiene vida salvaje alguna, o un paisaje abandonado como sería un frente marítimo, el cuál puede llegar a tener un número elevado de especies de plantas y aves?

 Esta cuestión nos lleva a reflexionar acerca de los paisajes verdes introducidos en la ciudad. Se trata de un paisaje con muy poca conexión con la dinámica de los procesos naturales, aunque ha sido considerado por excelencia como una expresión de valor estético y espíritu cívico. Sin embargo, el otro paisaje sí que representa la vitalidad de los procesos naturales que actúan en la ciudad, que a pesar de ello se considera un terreno necesitado de renovación urbana, un paisaje abandonado.

Si realizamos una comparación entre la flora y la fauna de los dos paisajes, el terreno desocupado tiene una mucho más rica que un parque urbano o el jardín de una vivienda. Sin embargo todos los esfuerzos por parte de la ciudad van dirigidos a aquellas zonas verdes urbanizadas y no a la recuperación de las áreas abandonadas o parques en la periferia de las ciudades, que por otra parte, esta recuperación implica una reducción de la diversidad más que su aumento ya que el paisaje autóctono es remplazado por otro cultivado.

El paisaje formalista se ha impuesto sobre la diversidad natural original, quizás sea este el que debería estar sujeto a una rehabilitación. Ya que hablamos de un paisaje que se ha buscado un lugar consagrado en la ciudad, y que se trata de una aplicación universal a la hora de crear espacios urbanos. Tal vez por eso, por su característica de universal, pueda considerarse el paisaje más abandonado.

Para resolver estas contradicciones paisajísticas que se producen en la ciudad, ha de buscarse una visión más ecológica que permita la cohesión del paisaje urbano así como las personas que lo habitan. Una nueva perspectiva que propone incluir espacios desestructurados social y espacialmente, que por lo general no constituyen parte de la imagen de la ciudad.



NATURALEZA Y CIUDAD_MichaelHough

Ecología urbana: una remodelación de las ciudades

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