¿Podrían
convivir naturaleza y ciudad simultáneamente?
Los habitantes
urbanos experimentan la ciudad a través de sus trazados, sin embargo, en las
ciudades existen un gran número de paisajes generalmente ignorados: los
paisajes abandonados - el paisaje de la industria, explotaciones mineras
abandonadas, frentes marítimos, el ferrocarril...-. Así, nos encontramos con
dos paisajes "naturales" que coexisten dentro de la ciudad.
Por un lado, el
paisaje de diseño formalista y estético de los parques y zonas verdes de la
ciudad, basado principalmente en cuestiones estéticas y el cual conlleva un
gran mantenimiento.
Por otra parte, el
paisaje de vegetación urbana naturalizada, lugares inundados, en definitiva,
las partes olvidadas y abandonadas de la ciudad. Se suma a este el paisaje
vernacular que surge en los callejones ,en lo alto de los tejados y en los
patios traseros de las viviendas.
Se produce así un
conflicto en los valores medioambientales de la ciudad, una contraposición
entre un paisaje formalista y estético y otro, natural y abandonado. Esto nos
conduce a una cuestión, ¿cuál de los dos paisajes está realmente más
abandonado? ¿el formalista, que no sostiene vida salvaje alguna, o un paisaje
abandonado como sería un frente marítimo, el cuál puede llegar a tener un
número elevado de especies de plantas y aves?
Esta cuestión nos lleva a reflexionar acerca
de los paisajes verdes introducidos en la ciudad. Se trata de un paisaje con
muy poca conexión con la dinámica de los procesos naturales, aunque ha sido
considerado por excelencia como una expresión de valor estético y espíritu
cívico. Sin embargo, el otro paisaje sí que representa la vitalidad de los
procesos naturales que actúan en la ciudad, que a pesar de ello se considera un
terreno necesitado de renovación urbana, un paisaje abandonado.
Si realizamos una comparación
entre la flora y la fauna de los dos paisajes, el terreno desocupado tiene una
mucho más rica que un parque urbano o el jardín de una vivienda. Sin embargo
todos los esfuerzos por parte de la ciudad van dirigidos a aquellas zonas
verdes urbanizadas y no a la recuperación de las áreas abandonadas o parques en
la periferia de las ciudades, que por otra parte, esta recuperación implica una
reducción de la diversidad más que su aumento ya que el paisaje autóctono es
remplazado por otro cultivado.
El paisaje
formalista se ha impuesto sobre la diversidad natural original, quizás sea este
el que debería estar sujeto a una rehabilitación. Ya que hablamos de un paisaje
que se ha buscado un lugar consagrado en la ciudad, y que se trata de una
aplicación universal a la hora de crear espacios urbanos. Tal vez por eso, por
su característica de universal, pueda considerarse el paisaje más abandonado.
Para resolver estas
contradicciones paisajísticas que se producen en la ciudad, ha de buscarse una
visión más ecológica que permita la cohesión del paisaje urbano así como las
personas que lo habitan. Una nueva perspectiva que propone incluir espacios
desestructurados social y espacialmente, que por lo general no constituyen
parte de la imagen de la ciudad.
NATURALEZA
Y CIUDAD_MichaelHough
Ecología
urbana: una remodelación de las ciudades
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